Regaloneadores

viernes, mayo 06, 2011

Encaminándose.

Extrañamente adocenado, las palabras que emitimos se entrecortan, no se logra
llegar a nada, y es satisfactorio porque igual
mi modo de expresarme no lo convenció,
mi modo de mirarlo no me ayuda, y quizá ni me creyó.

Es acaso lo ultimo? al parecer si.
A lo lejos lo puedo divisar y algo me dice que la pasa muy mal.
El miedo nos condena a no volver a decir nada,
el miedo nos pone asustadizos, y fallamos.

Una noche, lo volví a encontrar, muy extraño a su vez.
Ni me miro, pero estuve ahí, próxima a el.

Fue el temor de adolecer, y es también querer pretender ese asesinato
si el perfecto asesinato es el olvido.
Vi que se encamino y yo? no me quedo de otra, hice lo mismo.
acaso si hubiera ido detrás con mis suplicios, hubiera hecho caso omiso?
esta claro que no, yo creo que me espera.

Suena tan seguro lo que digo, si yo se que si, y que importa no?
es mas complaciente, recordar las geniales ocasiones.

Si no hay voluntad no se llega a nada, muy por el contrario, basta de inútiles pesares, conllevan a más deseos de olvidar.

Y se noto sentido, se noto con apetito a quedarse en algún sector sombrío,
Ahí entrare y le pondré luz.

Reírse levemente ayuda, solo el silencio habla, y es necesario dominar lo pronto.

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